El lunes 10 de febrero, el papa Francisco hizo pública una carta dirigida a los obispos de los Estados Unidos, instándolos a continuar sirviendo activamente a los migrantes y refugiados: “Reconozco el valioso esfuerzo de ustedes, queridos obispos de Estados Unidos, cuando trabajan de manera cercana con los migrantes y refugiados, anunciando a Jesucristo y promoviendo los derechos humanos fundamentales”.
El pontífice plantea que “un auténtico estado de derecho se verifica precisamente en el trato digno que merecen todas las personas” y llama a buscar una política cimentada en la compasión y en la solidaridad: “El verdadero bien común se promueve cuando la sociedad y el gobierno, con creatividad y respeto estricto al derecho de todos —como he afirmado en numerosas ocasiones—, acogen, protegen, promueven e integran a los más frágiles, desprotegidos y vulnerables. Esto no obsta para promover la maduración de una política que regule la migración ordenada y legal. Sin embargo, la mencionada “maduración” no puede construirse a través del privilegio de unos y el sacrificio de otros. Lo que se construye a base de fuerza, y no a partir de la verdad sobre la igual dignidad de todo ser humano, mal comienza y mal terminará”.
El texto completo está disponible en español en la página web del Vaticano.