Tras haber perdido el gobierno haitiano el control del territorio, la ola de violencia que azota al país caribeño se ha recrudecido. Sin embargo, los sacerdotes católicos locales están resueltos a permanecer en la isla para seguir ayudando a quienes más lo necesitan y velando por el bienestar tanto espiritual como material de los fieles.
“Nuestra misión es permanecer con la gente y tratar de ayudarla, de acompañarla”, declaró el P. Eugène Almonor, Misionero Oblato de María Inmaculada.
El 4 de marzo, pandillas armadas tomaron el control de las calles e intentaron apoderarse del aeropuerto en Puerto Príncipe, capital de Haití. Parece ser que la maniobra de estos grupos violentos busca forzar la dimisión del Primer Ministro Ariel Henry, quien había intentado que la ONU enviase tropas para mantener la paz. Por el momento, todos los vuelos están suspendidos en el país.
La historia completa puede consultarse aquí en el sitio web de St. Louis Review.