Esta semana, un grupo de diputados y senadores de ambos partidos presentó una iniciativa de ley que busca frenar la abrupta partida de trabajadores religiosos extranjeros que sirven en las distintas comunidades religiosas de los Estados Unidos a causa de demoras en el procesamiento de permisos de residencia.
Actualmente, los trabajadores religiosos con visas R1 sólo pueden permanecer en los Estados Unidos por cinco años. Si en este tiempo no han obtenido una autorización de residencia permanente (mejor conocida como green card), deben dejar el país y volver a presentar su solicitud al cabo de un año. Dado que los tiempos de procesamiento de estas autorizaciones suelen llevar años de retraso, esta iniciativa les permitiría seguir desempeñando su ministerio mientras esperan que se resuelva su petición de residencia permanente.
El 10 de abril, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) publicó una carta instando a los legisladores federales a apoyar la iniciativa: “En el contexto de la Iglesia católica, estos trabajadores incluyen sacerdotes, monjes, monjas y laicos que sirven en todo tipo de ministerios. Algunas parroquias, especialmente las que están en zonas rurales, perderían el acceso regular a los sacramentos si no fuera por estos trabajadores religiosos. Además, las diócesis que tienen un gran número de inmigrantes necesitan de los conocimientos lingüísticos y de la sensibilidad cultural de los trabajadores religiosos extranjeros” para servir a los fieles.