Cada 12 de diciembre, los católicos del continente americano celebramos la festividad de Nuestra Señora Guadalupe, una advocación mariana cuyos orígenes se remontan al año de 1531 y de la que muchísimos fieles son devotos.
La Virgen de Guadalupe es la patrona de México, de Latinoamérica, del continente americano en general, de los niños no nacidos y de la nueva evangelización. El acontecimiento guadalupano es único en la historia de la Iglesia, pues se trata de la única aparición mariana en la que la Santísima Virgen dejó una imagen milagrosa de sí misma, no hecha por manos humanas, además de tratarse de la única advocación venerada universalmente en la que la Virgen aparece como madre embarazada en vez de tener en brazos al niño Jesús.
Con motivo de esta importante festividad, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) ofreció una hermosa reflexión, en la que se menciona lo siguiente:
“Aunque tan a menudo hacemos distinción de fronteras, razas, lenguajes, ideologías políticas y tantas otras fuentes posibles de división, el patrocinio de Nuestra Señora es un poderoso recordatorio de que todos estamos llamados a ser uno en Cristo Jesús, comenzando desde el momento de nuestra concepción. En este tiempo en que algunos de nuestros hermanos y hermanas sienten miedo y ansiedad, recordamos las eternas palabras de Nuestra Señora a San Juan Diego: ‘No temas ninguna enfermedad, ni aflicción, ni ansiedad, ni dolor. ¿No estoy yo aquí, yo que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra y protección?’”.
La reflexión completa de la USCCB se encuentra disponible en español aquí.