Pese a que el Día de San Valentín ha sido asociado con chocolates, flores y cenas románticas, los orígenes de esta festividad provienen de la fiesta litúrgica del santo católico Valentín. El Martirologio Romano menciona a dos Valentines distintos, pero las similitudes son sorprendentes: en ambos casos se cuenta un valiente testimonio de fe, una curación milagrosa que causa conversiones y un martirio por decapitación en tiempos del Imperio Romano. (La historia completa de estos santos está disponible en español en este artículo de Vatican News). De cualquier modo, si algo tenemos por seguro, es que estos santos están ya en el Cielo, así que mientras intercambiamos regalos y dulces, no nos olvidemos de pedir su intercesión.