Un reciente estudio de la Universidad de Georgetown volvió a poner de relieve el papel de las familias con matrimonios estables para el florecimiento de vocaciones sacerdotales; para ello, se encuestó a 392 seminaristas que iban a ordenarse en 2024. Los resultados muestran que el 95% de ellos fueron criados por sus padres biológicos y que el 88% proviene de hogares en los que el padre y la madre estaban casados y vivían juntos.
El obispo Earl Boyea de Lansing, Michigan, presidente del comité para el clero, la vida consagrada y las vocaciones de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), dio a conocer los hallazgos del estudio en el marco del 61 Día Mundial de Oración por las Vocaciones, que tendrá lugar este domingo 21 de abril. “Las madres y los padres, unidos en matrimonio, son los primeros testigos del amor para sus hijos. Es en el seno familiar que los niños aprenden la fe, conocen el significado del amor y crecen en virtud. El estudio de este año resalta el papel fundamental que las familias, y en especial los padres, juegan en la construcción del reino de Dios. Es a través del amor y del apoyo familiar que los niños se convierten en los hombres y mujeres que Dios los llama a ser”, declaró.